sábado, 6 de septiembre de 2008

LA RUTA DEL CARES.... ¡Vaya susto!

  • DURACIÓN: 6 horas aproximadas ida y vuelta
  • TIEMPO: Hizo de todo, sol con mucho calor pero también llovió.
  • MEDIO: Camino estrecho con precipicio a la izquierda con riesgo de caer al agua, y monte a la derecha de piedra.
  • DUREZA: Duro el principio porque tiene un poco de cuesta, pero el resto es prácticamente llano
  • CAZA: Ojo con las cabras, me volví loca.
  • PUNTOS DE AGUA: Al principio y al final de laruta, pero como caía agua de las paredes hay opción de beber eb los charcos.
  • MAPA Y DESCRIPCIÓN:



    RUTA:

    La excursión consistia en ir desde Poseda de Valdeón (Asturias) hasta Caín (León).

    La ruta comenzó normal. Haciendo caso de un cartel que ponía que los perros debíamos ir atados, así me llevaron. Pero a medida que avanzamos Elena vió que todos los demás perros iban sueltos así que a mí también me dejó a mí suelta (yo en esa época me portaba mejor).

Todo iba perfecto, me lo pasé en grande yendo para un lado y otro del pequeño camino oliendo de todo, bebiendo de los charcos....Ví alguna cagra que otra pero la verdad es que no me dió por hacerles mucho caso.


Cuando llegamos a Caín paramos a descansar y a comer algo. Me puse morada de trozos de bocata ya que antes Elena no cuidaba tanto mi régimen.


Comenzamos la vuelta y cuando estábamos a medio camino ví arriba del todo del monte que teníamos a la derecha un montón de cabras. No sé por qué pero de repente me entró el instinto de caza y decidí ir a por ellas monte arriba. Elena se quedó alucinada y pude oir cómo me llamamaba, pero como tenía ganas de pillar alguna cabra no le hice ni caso. Me puse histérica a ladrarles pero ellas ni se movían. Los gritos de Elena se seguían oyendo de lejos pero a mi me daba igual. Me acerqué un poco más a las cabras pero ellas echaron a correr desprendiendo trozos de roca en su huída. Los gritos de Elena sonaban más lejos a medida que yo subía más la montaña. Estaba cansadísima. Seguí corriendo detrás de las cabras mientras ladraba pero ya no podía con mi alma....y de repente me empecé a deslizar monte abajo. Estiré mis patas todo lo que pude para intentar frenarme pero era imposible, seguía deslizándome monte abajo a gran velocidad mientras notaba cómo ardían mis almohadillas. Allí abajo, a lo lejos,veía a Elena con los brazos abiertos intentando calcular por donde iba a caer para cogerme,pero yo lo único que pensaba es que siendo ella tan pequeñita y delgada lo único que ibamos a hacer era caernos las dos al agua, que no lo íbamos a contar. Entonces conseguí cambiar un poco mi dirección de caída con tan buena suerte que dí a parar con un hombretón que me paró con todo su pecho el pobre. ¡ Muchas gracias donde quiera que estés, si no es por tí no estría contando esto!.


Cuando me dejaron en el suelo tenía las almohadillas ensangrentadas, y una dueña blanca del susto. Me echó una broca de escándalo y no volvió a hablar con nadie en todo el camino (todavía quedaban unas 2 horas de ruta), estoy segura de que el resto del camino lo pasó pensando en por qué narices se le ocurriría soltarme, en que tenía que haber subido a por mí a buscarme, en que tenía que haber llamado al 112 para mandar un helicóptero a buscarme y sobre todo en que podría haberme perdido por esa imprudencia.


¡Vaya susto!

1 comentario:

  1. Gracias por la info! creo que yo también iré atada por si acaso!

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